Gran vía del Marqués del Turia, 59
Valencia, España
Tel. 962 604 607
www.volteretarestaurante.com
Por el poder de instagram
Hay un lugar en Valencia en el cual es prácticamente imposible reservar de un día para otro, que cuelga el cartel de “completo” a diario y donde comer y/o cenar un fin de semana es casi misión imposible ya que las reservas pueden alargarse hasta un mes vista. Hablamos de Voltereta Bali.
Podríamos pensar que estamos hablando de un sitio donde comer bien, barato y con un servicio exquisito. Yo, estoy en contra de todo tipo de cadenas, franquicias… y/o negocios que apuestan por una decoración “instagrameable” por encima del aspecto gastronómico, sea cual sea su precio.
Aún así, viendo el éxito de este restaurante, perteneciente al grupo Saona, el nuevo boom valenciano tras Panaria, [CORREGIMOS: No pertenecen al Grupo, son los hijos del impulsor de Saona, pero sus proyectos son completamente independientes], decido liberar mi mente de prejuicios y acudir para conocer lo que esconde el local de moda.
Es como viajar a Bali, dicen. Al entrar, un puentecito de madera bastante oscuro te lleva a una mesa, como si de una recepción de hotel se tratara, donde una chica corrobora tu reserva y avisa a sus compañeros vía pinganillo de mi llegada y de mi mesa. Subo al piso de arriba no sin antes pararme en esa decoración que inunda las redes sociales de todos/as los influencers que buscan la foto bonita.
Plantas artificiales, fruta de decoración, mobiliario de cartón piedra… es como estar dentro de una falla. Esto más que Bali, parece los escenarios de la Polinesia de Port Aventura. Justo antes de subir, recibo una visita inesperada, una cucaracha. Al decírselo a la chica, me pregunta si era grande o si era una cucaracha bebé. True story. ¡Esto si que es Indonesia!
No pasa nada, vamos a comer y ya está. La parte de arriba es simplemente espectacular, tipo un jardín con diferentes estancias y decoraciones. Desde fuera no imaginas que eso está ahí metido.
Me llevan a la mesa, bajo una especie de carpa de tela en la que no se ve nada, necesitaba la linterna del móvil para poder ver la carta, la cual tiene platos de todo tipo, desde nigiris hasta tacos pasando por una tortilla de patata. Pido un poco de todo, por probar. La Affligen me la traen junto a un vaso de Heineken de tamaño caña, y la copa de vino, ya la traen servida de a saber tú dónde.
Respecto a la comida comienzo con unas croquetas de puchero y unas gyozas de cerdo, bastante buenas, me sorprenden. A partir de ahí, el nivel baja estrepitosamente. El taco, pese a estar bueno, la tortita parece un totopo gigante mega crujiente; y los diferentes tipos de sushi dejan muchísimo que desear no sólo por la temperatura de los mismos sino por la calidad del producto, ni el atún ni el supuesto wagyu merecen comentarios.
Su famosa tortilla de patata con trufa (sí, una amiga me dijo que incluso se hablaba de ello) pues está buena, poco hecha, jugosa y sinceramente, si no has comido nunca trufa pues igual hasta repites. Pero si has comida trufa de verdad, la preferirías sin ella.
El steak tartar es un sin dios, sin gracia, sin sabor, y quizás el plato más flojo de los probados. Yo lo intuía y aún así me la jugué pero aquello no había por donde cogerlo. Ni perrins, ni tabasco, ni alcaparras… nada de nada. Lo mismo podríamos decir del bao. Desastroso.
Lo más curioso del local es el luminoso que divide los baños. Un banquito con el letrero de Voltereta Bali en el que había colas de gente esperando su momento selfie. Ya está todo dicho de donde estamos. Caso cerrado.
Lo mejor: Los precios
Lo mejorable: La comida ¿quinta gama?
Lo peor: ¡Qué daño hacen las redes sociales!
Voltereta Bali
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