El Celler de Can Roca [nueva reseña]

Carrer de Can Sunyer, 48
Girona, España
Tel. 972 222 157
www.cellerdecanroca.com

Suma y sigue (un año más)

23.000 clientes al año, una plantilla de 100 empleados, una larga espera de 11 meses y año tras año, un nuevo menú, en este caso más de 400 ingredientes para unos 32 pases…

Como viene siendo habitual, la visita anual al mejor restaurante del Mundo no puede faltar en la lista gastronómica. En este caso me he encontrado con un menú más carnívoro que otras veces pero, a excepción de un par de platos que ni fu ni fa, una nueva experiencia a la altura de los más grandes.

Esta vez tuve la suerte de ver y hablar con los tres hermanos, y es que eso, la HUMILDAD, algo tan escaso hoy en día y más en estos niveles de la gastronomía y fama mundial. Como de costumbre, cervecita en el Celler de la madre, el de toda la vida, junto a los stagers y el propio Joan y Josep. Y de ahí, ¡a gozarlo!

Comenzamos con un repaso de los diferentes años del Celler de Can Roca a través de una serie de snacks, de bocado. Miniaturas que a simple vista se convierten en gloria en tu boca. Cabe destacar el brioche de trufa blanca, el carpaccio de manitas de cerdo y el ya tan indispensable canelón de pularda en homenaje a mamá Montse.

Continuamos con los snacks, esta vez en homenaje al periplo que realizaron los hermanos por México, un plato a base de maíz que no dice absolutamente nada. De los más de 200 platos diferentes que he podido probar aquí, este es sin duda el más flojo de largo. No dice absolutamente nada.

Proseguimos con la gamba, el mar y montaña de ostra, la caballa con encurtidos y la magnífica olivada, entre otros muchos. Todo esto, para dar paso a lo que será este menú festival 2021.

Es tal la delicadeza de cada plato, la belleza de los mismos y los sabores que es un disfrute en toda regla. Esa ensalada de tomate, con tomate, encurtidos de tomate, tomate ahumado y helado de tomate entre miles de tipos de tomate es la mayor oda que se le puede hacer a esta fruta.

Lo mismo pasa con el tartar de remolacha en diferentes texturas (la parte steak tartar es espectacular) y con el escabeche de mejillones. Platos, a priori sencillos, que se convierten en obras de arte. Cigala con mantequilla tostada como marisco principal y rodaballo en sus diferentes partes y elaboraciones como pescado principal dan paso a la última parte del menú, “il grosso”, la carne.

Cochinillo a baja temperatura, plato ya conocido pero que nunca defrauda, un pato curado y ahumado, un pithivier de pularda con trufa terminado en mesa y que recuerda a un pâté en croûte por el tipo de presentación y corte. Por último, una llata de ternera, jugosa, sabrosa y que se parte con cuchara…

La parte golosa de Jordi se compone de tres pases, dos de ellos super refrescantes y el “haba de cacao”, su actual obsesión. Un postre que ya se ha convertido en icono de la casa.

¿Y qué decir de los petit fours? Esos dos carros paseándose por el restaurante son un puto espectáculo, cada pequeño bocado de esas mierdas bien podría ser un plato como tal. Sublime.

En fin, ya lo he dicho muchas veces, el Celler de Can Roca no es el sitio donde mejor como ni mucho menos, pero si que lo consideraré siempre el mejor restaurante del mundo, precisamente por todo lo que les rodea y la manera de llevarlo. La humildad Roca.

Celler de Can Roca 2020

Lo mejor: Todo
Lo mejorable: Sistema de reservas
Lo peor:

El Celler de Can Roca
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